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A principios de la década de 1960, en nuestro pueblo de Coamo se habían establecido una serie de pequeñas cooperativas; existía motivación dentro de la ciudadanía de fomentar el cooperativismo.
Un grupo de veteranos coameños de la Segunda Guerra Mundial se habían reunido en los meses de verano de 1963 con la idea de crear una pequeña cooperativa que agrupara este sector y a sus familiares. Por lo que solicitaron a la Administración de Fomento Cooperativo de Puerto Rico los permisos para crear una nueva Cooperativa. Esta petición fue aprobada el 8 de octubre de 1963 y el 14 de octubre de ese mismo año se estampó el sello oficial. A partir de este día comenzó a funcionar oficialmente lo que es hoy la Cooperativa A/C Cristóbal Rodríguez Hidalgo.
El porqué de su nombre
Los veteranos incorporadores fueron: Zoilo Colón, Jr., Victor Berlingeri, Victor Rivera Santiago, Eduvigis Ramos, Valeriano Ortiz, Jacob Gierbolini, José Aníbal López, Víctor Torres, Almida Rodríguez, Enrique Rodríguez y Andrés Pérez Zambrana. Estos se pusieron de acuerdo en darle el nombre a la nueva cooperativa Cristóbal Rodríguez Hidalgo en honor al primer coameño y puertorriqueño caído en la Primera Guerra Mundial.
La primera Junta de Directores estuvo compuesta por varios de estos incorporadores.
Evolución de sus facilidades
La ubicación del primer edificio fue en la Calle Grand Stand. La pequeña estructura consistió de un pequeño salón con varias sillas en donde se realizaban transacciones. Para finales del año 1963 había sobre 320 socios registrados.
Con el pasar de los años se hizo pequeño este local por la cantidad de socios que se iban matriculando. A mediados de la década del 1970, se tomó la decisión de mudar el edificio a la Calle Baldorioty de Castro. La estructura era un poco más grande y tenía un lugar asignado para atender a los socios, una sala de espera y varias oficinas para uso de contabilidad y gerencia. La cantidad de socios aumentó a 1,000 aproximadamente. Sin duda alguna, los servicios que se estaban prestando eran excelentes a la comunidad local.
Originalmente, la filosofía de los fundadores era que la Cooperativa fuese de socios veteranos, pero la rápida aceptación de los servicios conllevó una transformación de esta visión y misión original. Se comenzó a aceptar personas que no fuesen veteranos a ingresar como socios. Esto ayudo al aumento de la matrícula de socios.
Este cambio de filosofía junto al excelente servicio permitió que creciera aún más la cooperativa a tal punto que a mediados de 1980 se mudaran a un edificio nuevo ubicado en la Calle José I. Quintón. Esta nueva estructura era un edificio grande con un salón de espera más espacioso, varias oficinas para uso administrativo y de la Junta de Directores.
El ingreso de nuevos socios fue continuo, por lo que a principio de la década del 2000 se mudó a sus nuevas facilidades en la Carretera 150 de Coamo a Villalba. El nuevo edificio, una maravilla arquitectónica, representa el crecimiento y calidad de los servicios de la Cooperativa A/C Cristóbal Rodríguez Hidalgo. Además, el desarrollo de estas nuevas facilidades ha permitido la creación de empleos y de ampliación de servicios. Unas nuevas facilidades con la mejor tecnología para el servicio de los socios que es el que actualmente está en funciones.
La historia de crecimiento continúa y en el 2007 mediante compra de activos se adquiere una sucursal en el casco urbano de Coamo, antigua Cooperativa A/C Nuestra Señora de Valvanera. Con esta adquisición la cooperativa aumentó sus activos a cerca de $78 millones con unas ganancias aproximadas de $1 millón.
Con la visión de expandir servicios a otras comunidades y pueblos aledaños, en el 2018 se inaugura una nueva sucursal, CRH Santa Isabel, ubicada en el Centro Comercial Plaza Santa Isabel. Un local con diseño moderno y acogedor. En estas nuevas facilidades han ingresado 748 nuevos socios, lo que eleva la matrícula de socios a 8,584 y los activos aumentaron a $91,504,169 con esta nueva inversión.
Cambios tecnológicos
Conscientes de la evolución tecnológica a nivel global y para mantener servicios de vanguardia, en el 2019 la Cooperativa se movió a un nuevo sistema de información. El mismo es uno más robusto, de mayor seguridad y permite a la Cooperativa ofrecer servicios adicionales en línea para satisfacer las necesidades de todos los socios.
Actualmente, la Junta de Directores está presidida por el Sr. Miguel A. Dávila González y el Presidente Ejecutivo es el Sr. Miguel A. Colón Robles.
Los logros alcanzados han sido el fruto del trabajo de un equipo comprometido compuesto por la Junta de Directores, Gerencia y todo el personal que labora en la Cooperativa.
El Cooperativismo es una doctrina socio-económica que promueve la organización de las personas para satisfacer de manera conjunta sus necesidades. El Cooperativismo está presente en todos los países del mundo. Le da la oportunidad a los seres humanos de escasos recursos de tener una empresa de su propiedad junto a otras personas. Uno de los propósitos de este sistema es eliminar la explotación de las personas por los individuos o empresas dedicadas a obtener ganancias.
La participación del ser humano común, asumiendo un rol protagonista en los procesos socio-económicos en la sociedad en que vive, es la principal fortaleza de la doctrina cooperativista.
El cooperativismo se rige por valores y principios basados en el desarrollo integral del ser humano.
Una cooperativa es una asociación autónoma de personas agrupadas voluntariamente para satisfacer sus necesidades económicas, sociales y culturales comunes, por medio de una empresa que se posee en conjunto y se controla democráticamente. Las cooperativas se crean por necesidades económicas y sociales, operan sin fines de lucro. Su gobierno se establece sobre bases democráticas, cada socio puede llegar a ser un director. No se especula con las acciones de los socios, las economías se les devuelven a los socios a base del patrocinio de cada uno. En efecto, la identidad del sistema cooperativo se fundamenta en los principios y valores. El cooperativismo es la puesta en práctica de los valores de igualdad, justicia, ayuda mutua, esfuerzo propio, honestidad, responsabilidad social, democracia, constructividad, sacrificio y solidaridad. Lo más importante en la organización cooperativa es el ser humano.
Las personas forman una cooperativa no sólo con propósitos económicos, sino sociales y espirituales. En la cooperativa el aspecto humano se hace presente en el espíritu de servicio, de servir a los demás. Esta motivación es principal en el cooperativismo. La cooperación como sistema económico y social está basado en ideas que van desde la ayuda mutua hasta la prioridad del ser humano sobre el dinero, desde la participación equitativa en las ganancias, hasta lograr una sociedad igualitaria. La cooperativa es democrática. Se mide no tan sólo por la participación de los socios en las decisiones de la empresa, sino por su derecho al voto en las asambleas sin importar el dinero que tenga invertido en la cooperativa. Se organiza entre personas con intereses comunes para servirse mutuamente. No se otorgan favores especiales o privilegios a funcionarios y directivos, la autoridad suprema está en el socio.
Desde muy temprano en la historia de la humanidad los valores de solidaridad, colectivismo y acción común han estado presentes en la organización económica de las sociedades, aunque no es hasta el siglo 19 cuando con la formulación de unos principios y una filosofía surge la doctrina del cooperativismo. El cooperativismo es democrático y promueve el uso de la propiedad sobre bases comunitarias y colectivas de servicio social y no personal. La práctica del cooperativismo no es otra cosa que la práctica de la igualdad, la justicia, ayuda mutua, esfuerzo propio, honestidad, responsabilidad social, democracia, constructividad, sacrificio y solidaridad. Las cooperativas han alcanzado grandes logros para la sociedad. Han desarrollado sistemas bancarios entre los más importantes del mundo, han logrado desarrollar economías rurales en países desarrollados como Japón, grandes complejos cooperativos, como es el caso Mondragón, Corporación Cooperativa en el país vasco al norte de España. Han logrado grandes cooperativas de consumo principalmente en los países europeos, ejemplo es la Cooperativa Forbundet en Suecia. El cooperativismo ha servido para proveer alimento en muchos países y de alternativa de vivienda a muchas familias desprovistas de techo en el mundo. Entre las variadas experiencias que se encuentran en el cooperativismo debemos mencionar el ejemplo de los “Kibutz” y “Mochavim” en Israel. Las cooperativas se han desarrollado en todas partes, en países pobres y ricos, están involucradas en las áreas de producción, distribución, agricultura, comercialización, crédito, industrial, pesca y servicios de todas clases. Parece no haber límites en donde la idea cooperativa pueda lograr trabajar: tenemos cooperativas de ferrocarriles, taxis, autobuses, de servicios portuarios, restaurantes, hoteles, centros médicos, juveniles, vivienda, consumo, crédito y muchas otras. Formación de la Doctrina Cooperativa: Las primeras formas de cooperación aparecen en la Edad Antigua, a través de la formación de comunidades, del trabajo conjunto entre varias personas. En la época antes de Cristo, principalmente en el continente asiático se encontraron formas de cooperación: en Armenia se formaron las lecherías cooperativas, en Babilonia se conocía una forma de arrendamiento agrícola en forma cooperativa, en Persia existían explotaciones agrícolas de tipo religioso y cooperativo y en China en la dinastía Hum se formaron asociaciones de ahorro y crédito. El surgimiento del sistema capitalista trae consigo crisis en todos los órdenes, provocados por la variación en el aspecto económico. El paso de una economía agraria a una industrial trajo como consecuencia grandes conflictos. Los campesinos desplazados de sus tierras emigraron a las grandes ciudades donde no encontraron buenas condiciones de trabajo ni tampoco buenos salarios. En esta escena de miseria humana surgen las ideas del socialismo utópico que proponían formas de cooperación ideales (utópicas), se destacó la utopía de Tomas Moro, que proponía un sistema cooperativo ideal, un país situado en una isla dividido en pequeñas comunidades, donde los habitantes producen para satisfacer sus necesidades, la propiedad sería comunitaria sin ánimo de lucro. Sin embargo, no es hasta mediados del siglo 19 donde realmente comienza a desarrollarse la doctrina cooperativa con valores, principios e ideología. En el 1832 Robert Owen, uno de los más importantes precursores del cooperativismo internacional, funda el Almacén de Cambio de Trabajo (Equitable Labor Exchange) en Gran Bretaña.
Más tarde en 1835 anuncia su plan para la “Asociación de todas las clases de todas las naciones” este plan incluía una cooperativa central con sucursales en todas partes del mundo.
Charles Fourier, considerado el padre de la cooperación francesa propuso la constitución de asociaciones libres y voluntarios llamada falansterios. Mientras tanto, en Alemania y en el año 1840 nace la tercera forma de cooperación – la constitución de cooperativas de ahorro y crédito- destacándose figuras como Franz Hermann Schulze- Delitzch y Friedrich W. Raiffeisen. Así es que, en 1844 en Rochdale, Inglaterra un grupo de 28 obreros (Pioneros de Rochdale) constituyeron una sociedad cooperativa de consumo que consistió de un almacén al detalle de artículos de primera necesidad. Esta es considerada la primera cooperativa moderna. Estos pioneros tuvieron la virtud de resumir en unos principios las ideas de la doctrina cooperativa y de poner a funcionar los mismos con éxito. A Charles Gide se le atribuye iniciar la construcción de la doctrina de la cooperación, sistematizando las ideas de los pioneros de Rochdale y a la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) la tarea de definir y difundir los principios cooperativos como principios universales del cooperativismo mundial. La ACI se fundó en Londres en 1895, inspirada en las ideas de Charles Gide y Robert Owen. El cooperativismo llega a América en los últimos años del siglo 19. El canadiense Alfonso Dejardins trae a Canadá la idea de las cooperativas de ahorro y crédito, organizaciones que muy pronto se extendieron a Estados Unidos y otros países, así como el desarrollo de cooperativas agrícolas, de consumo, vivienda, seguros y de otros tipos como las cooperativas de distribución de energía eléctrica en las zonas rurales de América Latina.
